¿Qué hace la abeja con
los granos que logra introducir en la colmena?
Pero ¿qué hace la abeja con los granos que logra introducir en la colmena? Es interesante ver que de inmediato la abeja mezcla el polen con la miel y lo deposita en celdas interiormente recubiertas con mudas de propóleos.
Esto es el
llamado “pan de abejas”, que pese a la gran inestabilidad del polen, logra ser
conservado por meses en el interior de la colmena con temperaturas constantes
del orden de los 35ºC y altos tenores de humedad.
Para entender esto debemos conocer aún algo más
sobre el polen. Los microscópicos granos que la abeja aglutina en pelotitas son
-observados al microscopio- como esferas recubiertas por una sustancia
celulósica (la exina) similar a la madera por su dureza.
Estudios
realizados en Francia demuestran que nuestros jugos gástricos y nuestro tiempo
de tránsito intestinal, no alcanzan a absorber más de un 30% del polen
ingerido, evacuándose el 70% restante como fibra vegetal. Por eso la abeja -con
un sistema digestivo mucho más primitivo que el nuestro- consume el polen
mezclado con la miel.
La
función que cumple la miel, por su contenido de humedad del 18%, es el de
humectar la exina. De ese modo esta dura protección celulósica se hincha y se
resquebraja, dejando disponible el precioso contenido interior del minúsculo
grano. Y precisamente la miel, con su gran poder conservante, cumple otra
importante función, estabilizando la delicada riqueza nutritiva y terapéutica
contenida en el interior del grano de polen.
En esta
tarea colabora también el propóleo, que además de su capacidad como
conservante, aporta la riqueza de sus más de doscientos elementos constitutivos
y sus veinte propiedades científicamente demostradas.
El
poder de una pequeña cucharada
Por esta razón, una pequeña cucharada de la mezcla de polen con miel y propóleos (Pan de Abejas o Energizante), brinda más resultado que dosis mayores de polen seco, ya que el organismo asimila el compuesto fácilmente, rápidamente y sin desperdicios. Además la mezcla se conserva mejor y por más tiempo que el polen seco. Todo esto sin contar los beneficios extras generados por el sinergismo del polen mezclado con la miel y el propóleos, que explican sus magníficos resultados prácticos.
Con respecto a la jalea real -compuesto natural de
gran eficiencia- el problema radica en su alta inestabilidad fuera de la
colmena. Mientras está en la celda para alimentar a la larva, ésta le hace de
agente conservante y no se degrada, pese a estar a 35ºC de temperatura. Pero
una vez extraída de la colmena, es necesario conservarla a menos de 2ºC, para
que no pierda sus propiedades. Es termosensible, fotosensible y dado su alto
grado de humedad (68%) se descompone con facilidad. Además se oxida muy fácilmente
y da lugar a la formación de los peligrosos radicales libres. O sea que sin
cadena de frío, por un lado pierde propiedades y por otro genera compuestos
tóxicos. Ahora bien, ¿quién puede garantizar una cadena de frío desde la
colmena hasta la boca del consumidor?
Otra cuestión no menos importante en este análisis
tiene que ver con el cáncer. Entre los principios activos de la jalea real, se
encuentra una hormona que estimula el desarrollo de los tejidos y que explica
el gran desarrollo de la reina respecto a las obreras, siendo que ambas nacen
de un mismo huevo.
Por
eso se considera a la jalea como la “leche” de la colmena. El problema de esta
hormona es que al estimular el crecimiento, no distingue entre tejidos buenos y
malos, por lo cual se la contraindica en casos de tumores. En este sentido,
debemos tener en cuenta que por efecto de la modernidad, es normal tener
tejidos tumorales en desarrollo incipiente (ver: Cáncer y toxemia: vínculo
ignorado). Por ello el consumo de jalea real debería evaluarse con más
atención.
En el caso del Pan de Abejas, estamos frente a un
compuesto que nos brinda un 90% de las propiedades de la jalea real -más otras
propiedades extras a nivel nutricional por su contenido de aminoácidos,
minerales y vitaminas- sin requerimientos especiales de conservación, gracias
al poder estabilizante y conservante de la miel (irónicamente la miel no logra
estabilizar la jalea real cuando se mezclan estos dos elementos, cosa que sí
hace con el polen, al cual pre-digiere).
Fuente: Blog de Edmundo Gabus